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Parte de la humanidad es responsable de las peores cosas que existen en nuestro planeta, pero otra parte es responsable de las más maravillosas. ¿Qué diferencia existe entre unos y otros? ¿Pueden tener algo que ver su educación y sus experiencias? La respuesta es necesariamente ¡SI!
La finalidad de la educación es formar buenas personas capaces de mejorar su entorno además de estar bien cualificadas. Personas que tengan las habilidades necesarias para manejarse en una sociedad compleja y cambiante, pero responsables de que los cambios sean para la mejora de la comunidad.
Esta es la razón de ser del Aprendizaje-Servicio. Una filosofía de enseñanza muy eficaz que consigue que los alumnos puedan aplicar lo que estudian a una práctica solidaria.
En el ApS hay dos componentes inseparables:
- La necesidad social que sirve de referencia para el servicio que va a suponer actuar sobre situaciones y problemas reales.
- El aprendizaje tanto académico, como de valores y de habilidades sociales (responsabilidad, compromiso solidario, esfuerzo, trabajo en equipo, pensamiento crítico…)
Además, el ApS supone una apertura a la sociedad, ya que pone en contacto a los alumnos con personas y organizaciones que ya están trabajando sobre la necesidad detectada. De esta forma, se crea un trabajo en red basado en la cooperación entre todos.
Algunos objetivos que ya se han logrado a través de proyectos de ApS en distintos centros educativos son, entre otros:
- Rehabilitar espacios públicos del barrio.
- Promover las donaciones de sangre en los hospitales.
- Cooperar con escuelas de otros países.
- Enseñar a comer bien a los más pequeños del colegio.
- Fomentar comportamientos respetuosos con el medio ambiente.
- Rehabilitar viviendas de personas con dificultades sociales.
- Acompañar a los ancianos en una residencia de tercera edad
Para más información: https://aprendizajeservicio.net
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